Impulsores del buen vino mexicano
Alianzas con productores vinícolas del Valle de Guadalupe y con restaurantes de México y Monterrey dieron luz a Mariatinto, una apuesta muy regia.
Un proyecto que comenzó como mero pasatiempo, tiene hoy a Humberto Falcón y a su socio, el chef Guillermo González Beristáin, liderando a una empresa de vinos mexicana que se abre camino en la preferencia de los paladares.
Pero hace 22 años, cuando arrancaban, la cosa no pintaba demasiado bien. Fue en el 2001, con su primer barrica, cuando se enfrentaron al dilema de continuar o no con su proyecto.
Sin embargo, el fuerte compromiso con quienes había confiado en ellos durante las primeras cosechas, los llevó en 2004 a tomarse enserio el emprendimiento y buscar posicionar su proyecto: Mariatinto.
Primero se establecieron en las bodegas de los restaurantes y posteriormente, fueron ganando terreno en las cavas particulares de los amantes de la bebida.
A partir de esa segunda fase, el mercado ha cambiado, dice Falcón, un capitalino autodenominado “regio adoptivo”.
“Hace 20 años, no había el consumo ni la demanda por vino mexicano, ni la oferta de vino mexicano que hay hoy”, comenta desde la cava de The Little Wine Market, en entrevista con Distrito ABC.
La evolución y crecimiento en el mercado de los vinos no se puede entender, según Falcón, sin la presencia de empresas como Vinoteca, de la que formó parte; y sin el empuje que causaron presencias gastronómicas de restaurantes como Pangea en Monterrey y Pujol, en la capital del país.
“Estos dos restaurantes explotaron que la gastronomía se hiciera mucho más seria, más de investigación y más propositiva”, dice Falcón.
Al paso de los años, afirma, el mercado creció y las opciones de vino fueron llegando a ciudades como Monterrey, donde sus ciudadanos solían disfrutar de buenos maridajes durante sus viajes por el mundo.
Mariatinto, la etiqueta que lideran Falcón y González Beristáin, se ha visto favorecida, dice, con el nacionalismo presente en los consumidores, pues hay quienes eligen este vino porque “quieren tomar vino mexicano”.
Es por ello que, tal como ha sucedido con la cerveza y el tequila, Falcón y su socio tienen en la mira posicionar al vino mexicano como una referencia nacional.
“No hay restaurante en el mundo donde no encuentres una cerveza mexicana o un tequila, ahora mezcal ya empieza a haber mucho; pues queremos que también haya opciones de vino mexicano”, expresa.
Como empresa, Mariatinto ha sumado a la producción de vinos tinto y blanco elaborados en la región del Valle de Guadalupe, Baja California, el sur de Francia, donde desde la región de Roussillon, se libera el Sang bleu que ellos comercializan en sus variantes de blanco, rosado y tinto.
Y de manera más reciente, a California, donde se produce “Sin Border”, un tinto que busca reconocer y apoyar a migrantes con un porcentaje de sus ventas.
Una oferta ecléctica
Además de formar parte de Mariatinto, Humberto Falcón, ha buscado impulsar la oferta de vinos a través de The Little Wine Market, un establecimiento con sede San Pedro que ofrece amplia variedad de la bebida.
Entre ellas están las variantes de Bodegas Comenge, establecidas en la Ribera del Duero, España, cuyo director comercial, Álvaro Comenge, asegura que su producción, que ronda las 350,000 botellas anuales, es bien recibida en nuestro país.
“El 50% de lo que vendo es exportación y de ese 50%, México representa un 20%; es un país prioritario y muy importante por su capacidad de consumo, pero también por su igualdad de cultura.
“Los mexicanos son igual que los españoles, les gusta disfrutar de la vida, una buena comida y los buenos tragos”, afirma en entrevista durante su visita a Monterrey.